Sabemos que la piel se deshidrata por agentes externos como el viento, la exposición al sol, la calefacción, el aire acondicionado, el uso de detergentes, o el tabaco. Pero también, por otros factores, como la carencia de vitaminas, la mala alimentación o el envejecimiento.
Entonces, para protegerla, decidimos hidratarla.
Las cremas hidratantes impiden que la piel pierda su humedad, además aportan la cantidad de agua necesaria para las funciones metabólicas de las células, actuando en las capas profundas de la piel y su textura suele variar (más densa en invierno y más fluida en verano). Pueden ser simples, a base de aceites vegetales, recomendadas a partir de los 14-15 años, o complejas, con sustancias activas como vitaminas, sales y minerales, recomendadas para después de los 30.
Para lograr una piel lozana, tersa y luminosa se debe “alimentar” la piel a diario sin importar que sea grasa, mixta, seca, normal. Al hidratar garantizamos que la piel sea más elástica en pieles más jóvenes y a medida que nuestra piel va madurando las líneas de expresión y manchas serán menos visibles.
Un saludo,
Lorena.
NEOZEN, fuera de la estética convencional.